Cuando Osmani Redondo decidió dar un giro radical a su carrera, pocos podrían haber imaginado el impacto que tendría en el mundo tecnológico. Tras 18 años en salud y gestión cultural, decidió reinventarse como desarrolladora de software. Lo que para muchos podría parecer tarde, para Osmani fue solo el comienzo de una historia de resiliencia, aprendizaje acelerado y construcción de comunidad. Hoy es arquitecta Cloud, apasionada por AI safety y gobernanza, formadora y mentora en Madrid Emprende, y referente para mujeres que buscan abrirse camino en tech.
Su recorrido no ha sido lineal ni convencional, pero esa diversidad de experiencias es precisamente lo que la hace destacar. “Mi camino no ha sido lineal, y creo que eso es precisamente lo que me hace diferente”, confiesa. Lo que comenzó como un aprendizaje autodidacta, con esfuerzo y constancia, la llevó a certificaciones en Google Cloud, AWS, ciberseguridad y AI, y a formar parte del equipo fundador de una SafePath, una startup de seguridad familiar que está desarrollando de la mano de la aceleradora Tetuan Valley. Además, facilita la adopción tecnológica en Madrid Emprende, ayudando a emprendedores y equipos no-técnicos a entender cloud e IA, traduciendo conceptos complejos en estrategias de negocio accionables. ‘Lo que más disfruto es ese momento en que alguien sin background técnico entiende cómo la tecnología puede transformar su proyecto’, explica.». Pero más allá de los logros técnicos, Osmani descubrió su verdadera vocación: conectar mundos, hacer que lo técnico tenga sentido para el negocio y que equipos diversos trabajen juntos hacia un mismo objetivo.
Pero como la historia nos demuestra, las conquistas en materia de derechos no se mantienen solas: requieren visibilidad, divulgación y reconocimiento constante del impacto positivo de quienes las impulsan.
Por eso, desde Codemotion nace Coding Wonder Women, una iniciativa destinada a poner nuestro granito de arena para dar voz a la diversidad en tech. Queremos visibilizar a mujeres referentes como Osmani, que día a día generan impacto, construyen comunidad y abren caminos para que más personas puedan sentirse parte de la tecnología.
Un propósito detrás del código
Para Osmani, la gratificación en su trabajo no proviene sólo de resolver problemas técnicos complejos, sino de crear puentes entre personas y disciplinas. “Lo más gratificante es el momento en que algo que parecía imposible funciona. Y más aún cuando has conseguido que gente diversa colabore para llegar ahí. Eso me engancha”, explica.
Sin embargo, el camino no ha estado exento de retos. La velocidad del cambio en tech, el síndrome del impostor y la necesidad de aprender constantemente son desafíos que ha aprendido a manejar con honestidad y estrategia. “Al principio me frustraba no saberlo todo, pero ahora lo veo como parte del juego: aprender rápido, preguntar sin vergüenza y rodearme de gente que sabe más que yo”, comparte.
El poder de la comunidad
Si hay algo que sostiene a Osmani, es la comunidad. “No me mantengo motivada sola. Me mantengo motivada porque me he rodeado de gente que está en lo mismo”, dice con convicción. Su implicación en iniciativas como 42 Madrid, Women4Cyber Madrid Emprende y Latinas in Tech no solo le permite dar mentoría, sino también recibir apoyo y aprendizaje continuo. “Cada vez que ayudo a alguien que está donde yo estuve hace dos años, me recuerdo por qué merece la pena”, añade.
La comunidad no es solo apoyo moral, sino una fuente de oportunidades concretas: trabajos, certificaciones, colaboraciones y visibilidad profesional. “Todo lo que tengo hoy viene de la comunidad… Pero sobre todo me ha dado red. Y en tech, tu red es tu seguro de vida”, asegura.
Romper sesgos desde la experiencia
Osmani también ha enfrentado discriminación de género, aunque a menudo de manera sutil. “He estado en salas donde asumían que yo no era quien tomaba decisiones técnicas, o he tenido que repetir ideas que un compañero decía después y de repente sonaban mejor», recuerda
Su estrategia no ha sido confrontar directamente, sino actuar con firmeza y visibilidad: “Dejando de pedir permiso. Haciendo. Mostrando resultados. Y rodeándome de otras mujeres que entienden esto sin necesidad de explicarlo”. Cree que la sororidad y la mentoría son herramientas esenciales para derribar barreras: “Esto no va de llegar sola. Va de subir y tirar de otras. Cada vez que una de nosotras avanza, avanzamos todas”.
Tendencias que la inspiran
El área que más entusiasma a Osmani actualmente es la gobernanza y seguridad de la inteligencia artificial. “No es sólo tecnología, es responsabilidad. Estamos creando sistemas que toman decisiones sobre personas: créditos, salud, empleo. Si no pensamos en cómo hacerlo bien, la IA va a escalar sesgos y desigualdades que ya existen”, advierte.
Además, sigue de cerca la regulación emergente, como el EU AI Act, y la democratización de la automatización inteligente. Para mantenerse al día, se apoya en referentes internacionales y locales, newsletters especializados y, sobre todo, en las conversaciones con mujeres de su red. “Nada de lo que sé o consigo sería posible sin las personas que me acompañan en la comunidad”, afirma.
Visibilidad y liderazgo femenino
Osmani identifica cuatro grandes obstáculos para que mujeres y niñas se acerquen a la tecnología: la falta de referentes, el mensaje de que “llegan tarde”, la soledad y la precariedad. Su respuesta es clara: visibilización, acceso y redes. “Si no nos ven, no existimos. Y si no existimos, nada cambia”, subraya.
Sus recomendaciones para las empresas son igualmente concretas: procesos de selección inclusivos, flexibilidad real, mentoría y patrocinio, formación accesible, visibilidad activa y compromiso auténtico con la diversidad. “Diversidad sin métricas reales es marketing. La diversidad real lleva tiempo, requiere presupuesto y que los líderes se lo crean de verdad”, advierte.
Consejos para quienes quieren empezar
Para mujeres que consideran ingresar en tech, Osmani tiene un mensaje directo y motivador: “Que no esperen a sentirse preparadas. Nunca te sientes preparada del todo. Empieza y aprende por el camino. Busca comunidad desde el primer día. Ignora a quien te diga que no es para ti. Aprende a pedir ayuda y a decir ‘no sé’. Y ponte en contacto conmigo. En serio. Me encantaría ayudarte”.
Su invitación no es solo profesional, sino profundamente humana. Representa la convicción de que la tecnología puede ser un espacio de transformación, inclusión y sororidad si se construye colectivamente.
Conclusión
La historia de Osmani Redondo es un testimonio de reinvención, resiliencia y liderazgo con propósito. Demuestra que la tecnología no es solo código y algoritmos, sino conexiones humanas, mentoría y responsabilidad. Su recorrido inspira a cualquiera que quiera desafiar expectativas, construir comunidad y abrir caminos para otros. Como ella misma dice, “en tech, lo que importa no es cuándo empiezas, sino que empieces”.




