La búsqueda por comprender y expandir los límites del cerebro humano ha sido una constante durante toda la historia. En la ciencia ficción, conceptos como chips cerebrales que restauran la visión, mejoran la movilidad o incluso implantan recuerdos parecen estar cada vez más cerca de la realidad.
Un ejemplo es el episodio «Toda tu historia» («The Entire History of You») de Black Mirror, que se emitió en 2011. Ambientado en 2050, el episodio presenta una sociedad en la que las personas pueden acceder a sus recuerdos a través de un implante cerebral. Aunque en su momento parecía una distopía lejana, el episodio plantea inquietudes sobre cómo la capacidad de recordar constantemente podría afectar nuestra capacidad para avanzar y disfrutar de la vida.
Explorando sobre la ciberseguridad para el próximo CodeMeet que organizo en Codemotion, me encontré con el concepto de neurotecnología. Mi curiosidad creció al ver el creciente interés en este campo. Para resolver mis dudas, entrevisté a Patricia Llaque, una experta en el área, para profundizar en este fascinante mundo y aclarar todas las preguntas que surgieron durante mi investigación.
¿Qué es la neurotecnología?
“Me gusta la definición preliminar propuesta por el grupo experto de la UNESCO, que se ha constituido para la preparación de un proyecto de texto de “Recomendación sobre la ética de la Neurotecnología” el pasado abril.
En su primer draft define: «La neurotecnología se refiere a los dispositivos y procedimientos utilizados para comprender y/o influir, acceder, controlar, evaluar, emular o modular la estructura y función de los sistemas nerviosos de los seres humanos y otros animales”.
¿Cuál es su relación con las neurociencias?
La relación entre neurotecnología y neurociencias es profunda y compleja. Patricia nos explica cómo estas dos disciplinas se complementan y potencian mutuamente:
“Precisamente es una de mis áreas de interés y uno de los puntos fuertes sobre el que intento hacer divulgación con el fin de contribuir a la creación de un marco integrado de actuación, que sistematice el camino de colaboración bidireccional.
Es indudable que los retos científicos impulsan el desarrollo y la innovación neurotecnológica. En este sentido, podemos decir que los avances en neurociencias van aportando “contenido” y “continente” a la evolución de las neurotecnologías”.
Recordemos que el gran desafío es descifrar el funcionamiento cerebral. Una mejor comprensión de sus dinámicas allanará el camino para mejorar las neurotecnologías y, a su vez, gracias a dichos avances, se arrojará más luz sobre procesos de aprendizaje, plasticidad, circuitos cerebrales…
¿Por qué actualmente se ha vuelto algo tan importante?
La neurociencia se ha convertido en un campo crucial en el siglo XXI. Comprender el cerebro nos abre puertas a la esencia del ser humano, permitiéndonos explorar nuestra intimidad y comprender mejor nuestros procesos mentales y cognitivos. Patricia nos explica:
“Se dice que el XXI es el de la neurociencia. Entender el cerebro nos abre la puerta a la esencia del ser humano, a nuestra intimidad y a la tan ansiada explicación de nuestros procesos mentales, cognitivos. Los avances en las técnicas de imagen, adquisición y registro de la actividad cerebral y la evolución de los sistemas de inteligencia artificial, que cada vez decodifican y analizan más datos neuronales, proporcionan mejoras en el acceso, seguimiento y manipulación de estados mentales con fines de salud mental, rehabilitación neurológica, mejora cognitiva y control de dispositivos.”
“Adicionalmente, muchas de estas soluciones han salido fuera del ámbito clínico y de investigación para estar disponibles en el mercado del gran consumo, dentro de los circuitos del ocio y el entretenimiento, aunque también del bienestar emocional.”
Este progreso también plantea serios debates sobre la privacidad y la autonomía de nuestras mentes:
“Todo ello ha abierto un debate creciente sobre la protección de la privacidad y la autonomía de nuestras mentes. Sin duda, a la luz de los avances se abren también nuevos dilemas filosóficos sobre conceptos fundamentales como la libertad, el libre albedrío, el determinismo…”
¿Qué tipo de investigaciones te parecen interesantes en línea con el contenido de esta entrevista?
Patricia destaca su interés en investigaciones que profundizan en la comprensión de la conciencia y cómo las señales electroquímicas del cerebro interactúan con la dimensión cultural simbólica, es decir, cómo experimentamos nuestro entorno:
“Me interesa profundizar en nuestra comprensión sobre la conciencia, en entender cómo las señales electroquímicas de nuestro cerebro interactúan con la dimensión cultural simbólica, es decir, cómo experimentamos nuestro entorno. También en la idea del ‘exocerebro’ y su impacto en nuestra subjetividad.Por ello, estoy al tanto de las investigaciones que intentan reproducir artificialmente las capacidades de un cerebro biológico, proyectos que utilizan modelos matemáticos basados en ideas aportadas por neurocientíficos sobre el funcionamiento de la mente humana.”
Patricia también siente una profunda fascinación por la neuropsicología del comportamiento moral y los dilemas de la ética universal. Se dedica a explorar una pregunta fundamental en este ámbito: ¿existe un cerebro moral? Ella explica:
“Me interesa mucho todo lo relacionado con la neuropsicología del comportamiento moral y las cuestiones de ética universal. Mi objetivo es buscar respuestas desde la neurociencia sobre si realmente existe un cerebro moral.”
El cerebro moral es el conjunto de circuitos neuronales que nos permite realizar conductas altruistas y tomar decisiones éticas. Basado en estudios de neurociencia, se sugiere que la sensibilidad moral es innata y evolucionada para promover la cooperación y el altruismo, aunque existen excepciones en casos de psicopatía o ciertas enfermedades neurológicas.
“Y, sin duda muy atenta, a la convergencia entre nanotecnología, ciencia de los materiales, IA, neurociencias, en el campo de las neurotecnologías… ¿Qué sucederá si concurre además el potencial de la computación cuántica?”
Según Rafael Yuste, neurobiólogo e investigador principal del proyecto BRAIN, la neurotecnología tendrá la capacidad de modificar pensamientos a corto plazo. Esto plantea preguntas sobre la responsabilidad individual: ¿Dónde termina mi responsabilidad como individuo? ¿Quién podrá declararme culpable de un crimen?
La capacidad de la neurotecnología para modificar pensamientos a corto plazo plantea profundas cuestiones sobre la responsabilidad individual. Patricia nos explica que las investigaciones neurocientíficas están redefiniendo el paradigma para comprender y abordar la prueba de culpabilidad en el Derecho Penal:
“Precisamente las investigaciones neurocientíficas están definiendo un nuevo paradigma para la comprensión y el abordaje de la prueba de culpabilidad. Las nuevas técnicas de estudio cerebral son claves también para el Derecho Penal. En el complejo proceso de determinación de atribución de los delitos, conocer el ‘estado mental’, los condicionantes, conductas, motivaciones del individuo responsable es decisivo.
Y, gracias a las técnicas neurocientíficas no invasivas de registro y análisis cerebral, es posible contar con nuevos datos que mejoren los tradicionales exámenes psicológicos y psiquiátricos.”
Algunas investigaciones incluso sugieren una teoría monista, que sostiene la predeterminación de la conducta humana. Esto tiene implicaciones significativas para establecer la responsabilidad y culpabilidad en delitos, lo que podría revolucionar el sistema judicial:
“Siguiendo algunas investigaciones de las ciencias del cerebro incluso se habla de una teoría monista, que sostiene la predeterminación de la conducta humana. Imaginemos su repercusión en el establecimiento de responsabilidad y culpabilidad en la comisión de los hechos delictivos.”
Proyectos relacionados con la neurotecnología
¿Qué es Spain Neurotech? Y ¿Qué diferencias ha marcado su creación?
Patricia nos introduce Spain Neurotech, destacando su importancia como centro pionero en Europa en el campo de la neurotecnología. Este centro nacional de tecnología ha sido anunciado por el gobierno con un conjunto de funciones y objetivos ambiciosos. Patricia explica:
“El propio gobierno anuncia al Centro nacional de Tecnología como pionero en Europa. Podemos leer que entre sus funciones están:
- El avance en la comprensión del cerebro humano
- El desarrollo de métodos diagnósticos y tratamientos para enfermedades neurológicas
- El impulso de un ecosistema de innovación y emprendimiento
- El dotar a las neurotecnologías de un corpus ético y jurídico
- El fomentar la participación ciudadana, la atracción de talento
- La formación reglada en neurotecnología.”
Este centro tiene como objetivo no solo avanzar en la comprensión del cerebro humano y desarrollar nuevos métodos diagnósticos y tratamientos, sino también impulsar un ecosistema de innovación y emprendimiento. Patricia subraya la importancia de dotar a las neurotecnologías de un marco ético y jurídico, así como de fomentar la participación ciudadana y atraer talento. Además, se enfoca en la formación reglada en neurotecnología, asegurando una educación integral en este campo emergente.
Este centro no solo contribuye a la innovación científica y médica, sino que también establece un estándar ético y educativo para el futuro de las neurotecnologías.
¿Qué es el proyecto Brain?
El proyecto Brain a menudo se compara con el ambicioso proyecto del genoma humano debido a su alcance y objetivo revolucionario. Patricia destaca:
«El objetivo central de este proyecto es desarrollar técnicas para medir y mapear la actividad cerebral y proceder a su modificación cuando sea necesario. El proyecto Brain fue una iniciativa pionera que motivó también la creación de la International Brain Initiative, cuya visión es impulsar la evolución de la neurociencia mediante la colaboración internacional y el intercambio de conocimientos, con un claro papel divulgador de los descubrimientos para la salud y el bienestar cerebral.»
Entre los logros más notables del proyecto se encuentra el mapeo de la actividad cerebral en animales pequeños. Sin embargo, Patricia subraya que «mapeo no significa entendimiento o descifrado.» Este matiz es crucial, ya que, aunque hemos avanzado en la capacidad de mapear la actividad cerebral, todavía estamos lejos de comprender completamente el funcionamiento del cerebro y sus complejas dinámicas.
El metaverso y los neuroderechos
¿Cómo influye la realidad extendida en la percepción de nuestro propio cuerpo?
Patricia comparte una investigación recientemente publicada sobre la maleabilidad de la identidad en el contexto del metaverso. Esta investigación explora cómo los mundos virtuales y las neurotecnologías, que facilitan un efecto inmersivo, influyen en los procesos de formación y desarrollo de nuestra identidad. Patricia explica:
“Precisamente me acaban de publicar una investigación sobre la maleabilidad de la Identidad en el contexto del Metaverso, es decir, cómo entender los procesos de formación y desarrollo de nuestra identidad en su interacción con los mundos virtuales y con las neurotecnologías, que facilitan el efecto inmersivo. En el siguiente link de la Universidad de Alicante podrás encontrar conceptos claves en línea a tus preguntas: Identity, Experience, and Extension in the Metaverse.”
Esta investigación es crucial para entender si el metaverso puede provocar cambios estructurales en el cerebro o si sus efectos se limitan a la percepción del cuerpo, ofreciendo una perspectiva profunda sobre la interacción entre la tecnología inmersiva y nuestra percepción de identidad.
¿Qué son los neuroderechos?
Patricia nos introduce el concepto de neuroderechos, una nueva área emergente en el cruce de la ética, la neurociencia y el derecho. Este concepto aboga por la protección de la privacidad mental y la integridad de la actividad cerebral de los individuos.
He leído sobre el Derecho a la privacidad mental: es decir, el derecho a que la actividad cerebral no pueda ser decodificada sin tu consentimiento. ¿De qué forma se puede acceder a nuestra mente? Ya existen investigaciones donde las tecnologías han permitido la manipulación de la actividad cerebral de ratones, lo que conlleva a pensar que en el futuro podemos estar hablando de la modificación de la actividad del cerebro humano.
Dentro del ámbito de las neurotecnologías, la interfaz cerebro-ordenador (BCI) recibe una atención especial debido a su capacidad para conectar directamente nuestros procesos neuronales con la computación artificial. Esta capacidad plantea desafíos sociales, jurídicos y éticos significativos. Patricia explica:
«Dentro del amplio abanico de neurotecnologías, la interfaz cerebro-ordenador (BCI) demanda gran atención, desde el punto de vista social, jurídico y ético, ya que su capacidad para establecer una conexión directa entre nuestros procesos neuronales y la computación artificial es considerada por expertos como ‘cualitativamente diferente’. Así, las técnicas e instrumentos que pueden registrar y alterar la actividad cerebral presentan grandes desafíos. Estamos hablando del acceso a información extremadamente sensible como características predictivas de la salud y estados mentales de los individuos.»
Los riesgos para la privacidad derivados de la expansión tecnológica y la proliferación de datos se acrecientan con las interfaces neuronales, proporcionando datos extremadamente sensibles para un análisis más sofisticado del perfil psicográfico de los individuos y el modelado de su comportamiento.
«Por ello cada vez se da más importancia a un análisis normativo de los retos ético-jurídicos en materia de la mente y el cerebro. Esta forma de abordar dicha problemática ha derivado en el nombre: ‘neuroderechos’. Ellos pueden definirse como los principios éticos, jurídicos, sociales o naturales de libertad o derecho relacionados con el cerebro y el dominio mental de una persona; es decir, las reglas normativas fundamentales para la protección y preservación del cerebro y la mente humanas.»
Estos principios buscan garantizar la protección y preservación del cerebro y la mente humanas en un mundo cada vez más influenciado por las tecnologías avanzadas.
Neuralink y el futuro de la Inteligencia Artificial en el cerebro
Con el reciente anuncio de Neuralink sobre la aprobación de la FDA para comenzar pruebas en humanos de su chip implantable, surgen interrogantes fundamentales sobre la integración de la inteligencia artificial en nuestros procesos cerebrales. Neuralink, la empresa de Elon Musk, se propone aumentar la capacidad mental de los humanos mediante la incorporación de IA directamente en el cerebro a través de neurotecnología avanzada.
Patricia nos ofrece una visión profunda sobre el impacto de estas tecnologías emergentes:
“La tecnología de procesamiento de señales basada en IA está detrás de la comunicación directa pensamiento-ordenador. Permite la decodificación de patrones de las ondas cerebrales. Precisamente hace algún tiempo escribí un artículo para la comunidad de SPAIN AI titulado: ‘Diálogo interactivo’ entre Stable Diffusion y la actividad cerebral. En él hago referencia a un paper donde se describe cuantitativamente la relación entre la actividad cerebral y un tipo de IA generativa de imágenes denominada Stable Diffusion, un modelo de difusión latente (LDM). La investigación presenta un nuevo marco para la comprensión de los LDMs a través de un análisis cuantitativo de los diferentes componentes del LDM desde un enfoque neurocientífico.”
La incorporación de IA en el cerebro plantea varios desafíos éticos y técnicos. Los implantes neuronales, a menudo dependientes de procesos quirúrgicos invasivos, presentan tanto oportunidades como riesgos. Patricia subraya:
“Gran parte de la investigación actual de empresas como Neuralink se basa en la utilización de implantes neuronales, en muchos casos dependientes de procesos quirúrgicos invasivos. Considerando que la promesa es la mejora de las capacidades humanas, es prioritario establecer un marco ético que priorice la dignidad, la autonomía y el acceso equitativo con el fin de no comprometer nuestra esencia como seres humanos.”
Además, el avance de las tecnologías de interfaz cerebro-ordenador (BCI) redefine nuestra interacción con la realidad extendida, como el metaverso. Patricia advierte sobre las implicaciones potenciales:
“En relación al Metaverso, la tecnología BCI representa el culmen del efecto inmersivo, redefiniendo nuestra interacción con la realidad extendida. Hablamos de prescindir de artilugios externos o de modulación de entradas sensoriales. Por todo ello, debemos estar alertas ante cambios cognitivos, alteraciones de estructuras cerebrales, y de efectos psicológicos no deseados.”
Las tecnologías emergentes como las desarrolladas por Neuralink no solo tienen el potencial de transformar nuestras capacidades mentales, sino también de plantear serios dilemas sobre la manipulación del pensamiento, la monitorización de procesos cognitivos y emocionales, y la protección de nuestra privacidad mental.
¿Cómo se pueden prevenir posibles hackeos a implantes cerebrales? ¿Cuál es el rol de la ciberseguridad en la protección de nuestra mente?
Después de discutir el tema de los implantes cerebrales, no pude evitar preguntarme sobre las medidas de protección necesarias para estos dispositivos. Patricia nos aclaró que, dado que estas tecnologías aún están en sus primeras etapas en términos de ciberseguridad, existe una preocupación significativa por sus vulnerabilidades:
“Estas tecnologías son “inmaduras» desde el punto de vista de la ciberseguridad. Por ello, son muchas las preocupaciones sobre las vulnerabilidades que presentan estos dispositivos. Volvemos a recalcar la importancia de la privacidad y la protección frente a accesos no autorizados, sobre todo, en dispositivos BCI. Es fundamental incorporar nuevos mecanismos de seguridad desde el diseño -security & privacy by design- en las nuevas generaciones de estas tecnologías.
Según Patricia, se ha acuñado el término «neuroseguridad«, el cual se define como la protección de la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los dispositivos neuronales frente a ataques maliciosos. Ello permite preservar la seguridad de los mecanismos y cómputos neuronales, así como garantizar el comportamiento, libre de injerencias externas, de los portadores de estos dispositivos. Como hemos comentado, estas tecnologías están presentes más allá de las soluciones médicas invasivas. Aunque un ataque a un neuroestimulador implantado puede tener consecuencias más catastróficas que un ataque a un dispositivo externo comercial, estos últimos deben ser igualmente protegidos, ya que la privacidad y la seguridad neurológicas de las personas están en riesgo.
Aunque ya tenemos una idea de cómo podría ser, el futuro de la neurotecnología y nuestros derechos aún está por definirse. Agradecemos a Patricia por compartir su visión sobre este tema tan crucial, y nos vemos en la comunidad para seguir explorando estos avances.